SOY FELIZ, y
parte de esa felicidad me la proporcionan mis AMIGAS.
Si, amigas con mayúsculas, amigas con las que puedes contar,
amigas que han sido, son y serán para siempre.
Este fin de semana hemos cumplido una de las promesas que nos
hicimos hace mucho tiempo, hacer un viaje juntas para celebrar nuestras 40
Primaveras.
¿Cómo elegimos el destino? Pues fue una decisión fácil, una
vez supimos en qué fecha podíamos ir todas buscamos el vuelo más barato desde
Valencia y allí estaba, esperándonos a nosotras la ciudad de BOLONIA.
El viernes 19 de Octubre (y con alerta naranja en Valencia
por lluvias, colegios suspendidos, etc…) a las 12:30 de la mañana
aproximadamente Amparín vino a por mí y nos fuimos al aeropuerto. Allí ya
estaba Maki esperándonos y en breve llegaron Grami, mi prima Silvia y Geni.
Mientras llegaban el resto fuimos pasando el control para
buscar sitio para comer (por cierto, en el control casi me dejo el bolso…). El
vuelo se retrasó una hora, pero no nos dimos ni cuenta, allí todas de charreta
en la cafetería y por fin llegó el momento de subir al avión.
Como en Ryanair son tan especiales y no pagamos más para
elegir asiento nos pusieron a todas separadas, pero por suerte un chico le
cambió el sitio a mi prima para que viniera a mi lado, ella aún tiene más miedo
que yo a volar, y menos mal que pudo cambiarse.
Al final, a pesar de la climatología, el vuelo fue bueno y
en 1 hora 40 minutos estábamos en nuestro destino, BOLONIA.
Pillamos tres taxis y llegamos al Hotel Centrale, un hotel
viejecillo, pero muy aseado y muy céntrico, que era lo que buscábamos. Nos
distribuimos en tres habitaciones, en una estábamos Cade, pardo, Muri y yo, en
otra Soler, Grami, Sonieta y Amparin y en la otra Martu, Maki y Geni.
Dejámos las maletas y nos fuimos a ANDAR, que es lo que más
hemos hecho estos días, tengo los gemelos como dos rocas.
Cómo, no, llegamos a la Piazza
Maggiore y dimos con nuestro amigo Neptuno (no sé por qué yo le llamaba
Hércules jajajaja), en la estatua de la Fontana
del Nettuno se escondía uno de los 7 Secretos de Bolonia, éste tenía que
ver con su miembro viril (o Cipolla jajajaja), la verdad es que nos dio mucho
juego. Por lo visto, en un principio sus atributos eran demasiado grandes y la
iglesia mandó a su escultor modificarlos. Pero el escultor no quedó contento y
desde una zona de la plaza en la parte posterior de la escultura el dedo pulgar
de Neptuno parece su miembro algo alzado.
Cruzamos la Piazza Maggiore y continuamos paseando. Tengo
que añadir que cada 5 minutos parábamos a hacernos fotos!! Jajajajaja
En una callejuela que sale de la Piazza encontramos el Mercato di Mezzo, allí nos sentamos a
tomarnos un vinito blanco y a echarnos unas risas.
Seguimos paseando para llegar al sitio donde habíamos reservado
para cenar, recomendado por el cuñado de Muri. Una Pizzería Trattoria que se llama O’ Sole Mio, un sitio de esos de
toda la vida, con solera, con encanto, muy bueno y muy barato. Lo típico en
Bolonia son los tagliatelle o los tortellini al ragú, pero yo esa noche preferí
pedirme una Pizza (que rica por favor!!), sin aceite picante jajajaja, no como
Muri, que casi tira fuego por la boca. Todo muy rico, sobretodo la Panna cotta
que pidió Amparin, impresionante.
Todo esto entre risas, historias y copas de vino y sin poder
creerme que estaba allí con todas ellas; en un momento de esa cena hice un
paréntesis, me tomé un minuto para observarlas, para valorar lo que estábamos
haciendo, el esfuerzo que ha hecho cada una de ellas para poder estar viviendo ese
momento, para darme cuenta de lo afortunada que soy por tener un grupo de
amigas desde la infancia y que hoy en día, después de 40 años (que se dice
pronto) aún siguen ahí, voluntariamente, haciéndome llorar y haciéndome reír
como siempre, como toda una vida.
Al terminar de cenar, pasamos por el Café di Paris y decidimos entrar a tomar una copa y continuar
nuestras charlas interminables, a contarnos nuestras últimas hazañas, una noche
perfecta con la compañía ideal.
A las 2 y pico llegábamos al Hotel cansadas de todo el día y
decidimos levantarnos prontito para poder empezar a recorrer la ciudad y no
perdernos nada.
Por la mañana, fuimos a desayunar en el hotel y pronto nos
pusimos en marcha por las calles empedradas de Bolonia.
Lo primero que vimos fue la Iglesia de San Petronio, que es la que está en la Piazza Maggiore,
y que tiene un cura bastante antipático que estaba todo el rato quejándose, nos
hicimos unas fotos muy chulas en un Pozo, jajaja, yo recuerdo los sitios por
las fotos que nos hemos hecho allí. El papa paralizó su construcción porque iba
a sobrepasar a la Basílica del Vaticano, su construcción se retomó varias veces
a lo largo de los siglos y aún a día de hoy sigue sin terminar completamente.
Carlos V la eligió para su coronación.
A continuación, fuimos a ver las famosas Due Torri, compramos entrada para subir
a la más alta con casi 500 escalones alrededor de las 13 h, y mientras tanto
fuimos a ver la Basilica de Santo
Domenico que está en una plaza muy chula.
Mientras se hacía la hora de subir a la torre, unas se
quedaron en la plaza tomando unas cervezas y otras nos fuimos a ver la Finestrella, uno de los canales
(Canalle delle Molline) subterráneos que asoma en la Via Piella a la altura del
número 18. Bolonia fue conocida como la Piccola Venezia por sus canales.
A la hora prevista subimos a la Torre de los Asinelli para poder disfrutar de sus vistas,
aunque arriba es muy pequeño para tanta gente y agobia bastante, pero nosotras
nos sobra con hacernos unas fotos arriba jajajajaja.
De ahí ya nos fuimos a comer a un sitio súper bonito
(también recomendado por el cuñado de Muri) se llama Buca San Petronio, nos dieron una especie de reservado y lo
bordamos. Allí las que ya han cumplido los 40, Maki, Muro y Martu, nos dieron
una sorpresa, se pusieron sus bandas de Cuarenteañeras y sacaron una tarta con
velas para hacer más real aún la celebración de nuestro viaje. Nos lo pasamos
genial. En esta ocasión sí que probé los Tagliatelle Ragú, que es una especie
de boloñesa y estaban buenísimos.
Para bajar la comida fuimos a comprar unos regalitos y a ver
la Catedral de San Pietro y también
subimos a su cúpula, al campanario, desde aquí me gustaron más las vistas. Para
subir es un pasillo súper estrechito donde hay que pararse y ponerse de lado
para dejar pasar a la gente que baja. La subida es más corta que a la Torre,
pero cuesta un poquito. También vimos las catacumbas, donde se encuentra la
espada original de la estatua que se encuentra en su fachada. Nos contaron,
bueno a mi no, que salí antes para acompañar a mi prima, que durante la guerra
una bomba calló sobre la catedral y rebotó en la espada y explotó a unos metros
de distancia dejando intacta la catedral.
Nos fuimos a descansar un poquito al hotel (a cambiarnos) y
enseguida fuimos a buscar la Universidad de Bolonia, que parece ser la más
antigua de Europa, pero no tuvimos suerte, no pudimos acceder al campus y no
vimos nada.
Nos sorprendía la cantidad de gente por las calles, hay
muchísimo ambiente a todas horas.
Esa noche, gracias a Amparín, descubrí el juego que da el
Snapchat, jajajajaja. Me parto de risa. Después de cenar tomamos unas copas en
un sitio muy rarito y nos fuimos pronto a descansar, que estábamos reventadas
(más de 30.000 Pasos según el reloj de la Muro, jejejeje)
A la mañana siguiente, dejamos ya todo recogido en la
consigna del hotel y después de desayunar nos pusimos en marcha para ver la Basílica de San Lucas. Está en una
montaña a las afueras de la ciudad, se puede subir en bus, trenecito o andando
y ¿Cómo lo hicimos nosotras? Andando!! Que dolor de gemelos!! Nos pasámos toda
la mañana andando, cuando llegas arriba es bonito, pero si volviera subiría en
autobús jajajaja
Se acercaba la hora de volver a casa y fuimos otra vez a
comer a O’ Sole Mio, y paseando
volvimos al hotel.
En este momento, las cuarentañeras nos pasaron el relevo a
las siguientes, traspaso de bandas… jajaja
Cuál fue nuestra sorpresa, que no había prácticamente taxis,
no sabían que pasaba. Necesitábamos 3 taxis para que nos llevaran al
aeropuerto, el primero llegó pronto, pero el segundo tardó bastante. Yo iba en
este segundo, y al salir del hotel nos dimos cuenta que estaba diluviando! Con
el tiempo tan bueno que nos había hecho! Bolonia lloraba por nuestro Adiós…
Para colmo de la lluvia, había partido y acababa de terminar, estaba todo
colapsado… no sabíamos si llegaríamos a tiempo… y las que quedaban aún estaban
sin taxi! Pasamos un mal rato, pero finalmente llegamos a tiempo (justitas
justitas).
El despegue del vuelo fue movidito, menos mal que mi prima
se pagó el asiento para ir conmigo… al final llegamos sin incidentes…
Sareta, te hemos echado de menos. Repetiremos.
Un viaje para repetir, tendríamos que hacerlo todos los
años, o cada dos años, para celebrar nuestra amistad, para celebrar nuestra
suerte.
Amigas, solo puedo deciros que os admiro y que os quiero con
locura.
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